martes, 11 de octubre de 2011

Cómo puedo ayudar a los griegos y a las griegas. Digo ayudar, ayudar de verdad



Hace una semana que empecé mis clases de griego moderno. 
Éste es mi libro de texto (viene acompañado por dos cedés):


Dentro de unos meses, podré ir a la plaza Syntagma en Atenas
y plantarme ante el parlamento griego con mi maleta llena de piedras:

«¡Pieeeeeeeeedras! ¡Piedras españoooolasss! 
¡Las mejores 'pa romper ventaanaaas, escaparaaaateees, 
lunas de coches oficiaaaleees! ¡Ideales, oigaaaaa! 
¡Que me las quitan de las maaaaaaaanoooos!
 ¡Rica piedra españolaaa! ¡La que sabe se la llevaaaa! 
¡Pieeedras, piedras españolaaaas»

Así, pero en griego:


viernes, 25 de marzo de 2011

Desempolvar la muerte

He traído mis libros a casa. Estaban en casa de mi padre almacenados en seis cajas —cuatro medianas y dos grandes— desde hacía cuatro años. Echaba de menos a esos cabrones igual que si fueran mis hijos.

Seis cajas de libros son lo que adquirí durante seis años.  Una caja por cada año.

Tras jugar con las cajas un rato, he separado poesía y narrativa por un lado, y ensayo y libros técnicos por el otro. He puesto todos los volúmenes del primer grupo en el suelo, agrupados por categorías (guiones de cine; ficción; poesía española y catalana; poesía extranjera; biografías) y los he ordenado alfabéticamente. Luego he hecho lo mismo con los ensayos, pero todos a saco por orden alfabético. El teatro ha quedado aparte. También los volúmenes singulares y los libros de arte de gran formato, así como una fila detrás del teatro donde se ocultan los libros vergonzantes y los de temática espiritual.

Los libros tienen un poder flagrante; esto es, que flagra.

Entonces he decidido hacer un ensayo visual, como los que hace John Berger.

—¿Quieres que lo hablemos?
—No quiero hablar ahí entre los libros. No quiero hablarlo ahí. No, no quiero.













lunes, 14 de febrero de 2011

¿Acaso no fue una imagen profética?

No sé si es material susceptible de ser incluído en «Sacar Pecho», pero creo que sí. Me siento indudablemente orgulloso de ello, así que ahí va eso:


Siempre es motivo de alegría que dos personas a las que amas y quieres de un modo tan atroz y rotundo, acaben fundiéndose en un abrazo tan hermoso. La foto fue tomada en Lisboa, y por si fuera poco, ¡la tomó Perla!


Cum dederit, cojones, Cum dederit*

De hecho, hubo una premonición, ilustrada en esta imagen que tomé el pasado tres de febrero después de comer:


He aquí la cafetera que Xavi me regaló para reyes y la tacita que Angélica me regaló en Avignon. ¿Acaso no fue una imagen profética? Podría ser un arcano más de un tarot posmoderno, ¿no?


*: Mecagüenlaputaestoyapuntodellorar: